
Reflexión a partir de la metáfora critica.
Todos hemos visto
ilustraciones o elementos visuales impactantes a lo largo de nuestra vida en
multitud de contextos y seguramente, el
número de imágenes con esta característica, ha sido más elevado que el de
textos que hemos podido leer. Esto se
debe a que existe una gran fuerza comunicativa
en el lenguaje visual, es decir, las artes tienen el poder de crear un impacto en los espectadores y
generar así, de forma involuntaria, la mayoría de las veces, un pensamiento
reflexivo sobre que es aquello que estamos observando.
En lo que respecta a la
educación y al arte, para que la educación
artística sea plena, se necesita unir, de una forma crítica y reflexiva, la vida cotidiana con los conocimientos para
generar una postura hacia los sucesos
diarios, denunciando de forma pacífica, todo aquello que nos parece inmoral a
través del trabajo en equipo, el diálogo y el debate.
Teniendo en cuenta los párrafos
anteriores , la realización del proyecto universitario en el área de didáctica
de las artes plásticas, ha permitido llevar a la práctica esta idea: Unir a
todos los alumnos de esta asignatura a
partir de sus propias reflexiones materializadas en metáforas, para crear una
transformación del espacio público, en el que se muestre una representación simbólica compuesta
por multitud de críticas visuales tan subjetivas y abstractas para sus consumidores,
como combativas y reflexivas para su autor.
El proyecto conjunto tenía
un elemento común, el embudo (de diferente color asociado al tamaño), ya que de
por sí, este objeto cotidiano da la sensación de: selección, presión, agobio,
ahogo, sometimiento hacia un punto… generando
un gran número de posibilidades para crear una crítica reflexiva de lo que es
la sociedad hoy en día, una sociedad cada vez más competitiva, segregadora y
abusiva.
En mi caso, realicé una
metáfora, que representaba a los tres poderes que manejan la sociedad: dinero,
religión y política, estando esta última supeditada a las otras dos con mayor
subordinación a la primera. Por tanto, los coloqué en la parte externa del
embudo, hablando entre ellos, mientras miles de personas, todas iguales desde el punto de esta clase
dominante, (es decir, todos eran morados) caían en el embudo, ( parece amplio,
parece que exista libertad) y luchaban por ser “seleccionados”, con el único
objetivo de salir de él por el estrecho tubo,
( viendo así que no existía libertad, que todo lleva a un única opinión o punto
de vista para poder ser seleccionado), volviendo a subir para volver a caer en
el sistema o para ser recogidos mediante los “hilos”, en este caso
representados, de los poderosos que les otorgaban una clase más alta, menos
subordinada.
Con esta metáfora
quería hacer una crítica reflexiva, con la intención de crear una duda o
reflexión en todo aquel que la observase, pero me di cuenta de que esto era
imposible, pues había caído en lo abstracto. Sin embargo, la calidad seguía
siendo lo suficientemente alta, ya que la interacción entre lo que yo pretendía
y la materialización de dicha idea resultó similar.
El segundo paso de este
proyecto era formar una gran metáfora crítica con todos los embudos que
quisiéramos, del tamaño que quisiéramos, en el Hall de la Facultad de Ciencias
humanas y sociales.
La Metáfora que he
propuesto incluye todas las metáforas de los embudos de mis compañeros,
reflejando como estas ideas críticas son las “luces” de un mundo oscuro donde
las personas tienden al conformismo o la
depresión, generada por haber dirigido hacia uno mismo la agresividad de no
poder mejorar el rendimiento (académico,
profesional, artístico…) del que se le hace responsable, en lugar de
poner en duda a la sociedad o al sistema.
Volviendo a la
metáfora, para que las ideas criticas de mis compañeros sean rayos de luz se
necesita una gran bombilla, símbolo intertextual de idea, en este caso será un
enorme embudo transparente y los embudos pequeños caerán colgados del techo a
diferente altura, concentrándose más en la parte superior de la sala y
rellenando todo el espacio disponible, en los extremos de dicho espacio se
situaran los embudos más pequeños mientras que los grandes estarán más cerca de
la “ bombilla” que llevara en su base el siglo XVIII, es decir, el siglo de las
luces, que hace de metáfora a la metáfora, pues
actualmente seguimos en una sociedad en la que reina el despotismo
ilustrado, aquello de “ todo para el pueblo pero sin el pueblo” y que se ve
tanto en las leyes educativas cada vez más restrictivas.
En el dibujo, donde
queda reflejada mi intención visual, se puede observar el contraste en diferentes
puntos:
Una de las más
llamativas, es la idea de ligereza que genera el hecho de que los embudos estén
colgados, junto con la belleza de la tensión de las cuerdas, el ritmo en la
disposición de estos elementos y la repetición singular de los mismos crean una
sensación de rayos de luz o gotas de agua, que resulta ligeramente alterada por
el sentimiento de agobio o dureza de la multitud de cuerdas, apareciendo un
antagonismo llamativo.
Siguiendo con los
contrastes, las luces, la calidez y trasparencia de las ventanas, “bombilla” y embudos contrastan con la
oscuridad de las sombras y los bocetos de los espectadores, mostrando esa
relación con el siglo de las luces y ese “salir de la caverna”.
Existe un punto menos
visible, los contornos marcados, que favorecen la idea de seguridad que genera esa
consciencia o esas ideas, frente a los esbozos y sombras más inseguros de la
ignorancia o el sometimiento.
Llegados a este punto,
debo decir que la educación artística se
ha tratado siempre desde la habilidad de dibujar, esculpir… y no desde la materialización de ideas, es decir, se ha
trabajado como un aspecto motriz, como una técnica y no como un lenguaje
comunicativo.
Sin embargo, a pesar de
esta visión tan simplista, la E.A se está eliminando de la educación pública y
desvalorizando socialmente, ya que los sectores más poderosos de la sociedad
saben que esta es, bien trabajada, una poderosa arma contra las injusticias y
los abusos de poder, debido a que, aparte
de generar impacto, puede trabajarse desde el punto de vista crítico, evitando
que las nuevas generaciones sean consumidoras pasivas de imágenes y se conviertan
en personas con criterio, altruistas y menos manipulables, capaces de
comprometerse por el cambio.
Desde mi postura como futura docente, creo que
es necesario formarnos en todas las áreas, para poder impartirlas desde una
posición más segura, invirtiendo nuestro tiempo en los alumnos en lugar de
encajar lo que sabemos en el aula. Además, veo necesario que nuestro futuro
alumnado sea consciente de la realidad, de los problemas y trabajar junto a
ellos diferentes formas de manifestar nuestro desacuerdo frente a lo impuesto,
volviéndolos ciudadanos activos.
La relación de esta
fotografía con la metáfora es múltiple,
pues como pasa con el Hall, es un lugar de tránsito bastante amplio, y como ocurre
con mi metáfora, en el ágora se crean ideas críticas (concentraciones,
espectáculos…).
Por otra parte, la foto está tomada durante la
noche, ya que la oscuridad externa al ágora se asemeja a la oscuridad de la
metáfora y la luz de las farolas ilumina la zona, al igual que el
embudo-bombilla ilumina la estancia
Proceso. |
Fotografías de todos los pasos.
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Celia Rueda.
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Se
muestran 8 fotografías donde se pueden ver todos los pasos seguidos hasta el
trabajo final.
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