
Cuentos en pie de guerra: caperucitas y
patitos feos al servicio de los más diversos ideales. (Adaptaciones de cuentos
tradicionales en la Guerra Civil Española) / César Sánchez Ortiz
Antes de leer la siguiente reflexión es necesario que se lean el presente artículo ( Cuentos en pie de guerra: caperucitas y patitos feos al servicio de los más diversos ideales) ,
para que puedan establecer una opinión propia y no se sientan manipulados por
esta interpretación.
Esta lectura nos
muestra la importancia que tienen los cuentos a la hora de transmitir una serie
de valores, característica que aumenta en los relatos tradicionales.
En general, los
cuentos infantiles nos acercan al
protagonista, haciéndonos comprender su realidad y, apoyada sobre esta empatía, se genera una introducción de
valores y estereotipos sobre nuestro contexto que pueden influir en nuestra
mirada hacia el mundo y por tanto, en
nuestro pensamiento, responsable último de todas las acciones que llevamos a
cabo.
Teniendo en cuenta
lo anterior, es obvio que los cuentos se pueden utilizar en el colegio para
transmitir aquellos valores que deseamos, tales como la solidaridad, el
respeto, el diálogo etc. Para lo que es necesario que nosotros, los docentes,
hagamos una selección de todos los relatos, teniendo en cuenta no solo el
objetivo de aprendizaje que pretendemos impartir en el aula sino también la
calidad del texto y la imagen, para favorecer una lectura lúdica y un
pensamiento crítico evitando las manipulaciones. Aunque con ellas se
introduzcan valores positivos y admitidos por todos.
Cambiando de tema y
reflexionando sobre el texto, cabe incidir en la posible apreciación de una
cierta imparcialidad a la hora de
explicar la “ manipulación en ambos bandos", ya que si entendemos manipulación como una forma
sutil que ,una persona o grupo , tiene
de introducir en su o sus receptores ciertas ideas y opiniones sin que
estos se percaten de ello, el libro del patito feo versionado por el bando
republicano, según los fragmentos aquí expuestos, no es para nada manipulador pues
muestra con obviedad una realidad, cosa que no ocurre con la versión de
caperucita encarnada del bando fascista, que por cierto, censuro el nombre de
“caperucita roja” por hacer mención a ese otro bando de ideología izquierdista. José Portales nos habla de ello en su libro La censura de la palabra justo en el fragmento que dice así: “Eran realidades
que habían que nombrar pero, para
evitar palabras vitandas, el censor creaba
una nueva denominación. Igualmente, la
inocente Caperucita roja se convirtió en Caperucita <<encarnada>>.”
Antes de terminar y
haciendo referencia a una cita obtenida
de la lectura Cuentos en pie de guerra: caperucitas y patitos feos al servicio
de los más diversos ideales, que dice así:
"Lo que ocurre en el caso de los cuentos populares en la Guerra Civil es
que este discurso moral o costumbrista, reflejo en la mayoría de los casos de
la sociedad en que se vive, se lleva a tal extremo que conduce a redacciones e
ilustraciones rupturistas y extremadamente maniqueas, propiciando así el clima
bélico y la radicalización de las posturas, pues el lector desde el primer
momento capta la intencionalidad moralizante del autor, mientras que en el
resto de las obras, como en las actuales, este discurso prácticamente no es
apreciado. “, nos podemos hacer la siguiente pregunta ¿No es más peligroso que
la intencionalidad moralizante del autor no se pueda apreciar?
Independientemente de que nuestra respuesta sea un sí o un no lo que tenemos
que tener claro es que nada en este mundo es objetivo, todos los discursos y
narraciones nos están dando unos valores, sea voluntariamente o no el autor ha dejado su marca en la obra y la
dejará de igual forma en aquellos que la
estudien, considerándose, en consecuencia,
la idea de que la solución ante la subjetividad y las múltiples
manipulaciones que generan los puntos de vista y los mundos que todos llevamos
a nuestras espaldas no debería ser otra que la de educar a través de un
pensamiento crítico.
Para terminar, pensamos que en la actualidad los niños están sometidos a
una manipulación constante, necesitando en consecuencia, una educación basada,
como ya se comentado anteriormente, en
el pensamiento crítico, con todo lo que esto supone ( contraste de información,
capacidad de selección, análisis de la realidad…), pero además, si nos centramos en problemas
aparentemente lejanos, como lo son por ejemplo las guerras o la pobreza extrema
( siempre desde el punto de vista occidental) lo que el docente debe introducir
en el aula no es solo cierta empatía hacia esta realidad, ni tampoco un
pensamiento crítico que se quede en la teoría, sino además de todo eso, el
profesor debe mostrar formas de combatirla tan pacificas como eficaces, ya que
si entendemos el mundo como algo global, y más ahora que estamos en la era de
la globalización, todos los problemas que atacan a los derechos humanos deben
ser combatidos, buscando en el futuro una globalización que en lugar de ser
económica sea humana.
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