miércoles, 30 de noviembre de 2016

Encendemos la bombilla del pensamiento crítico.



Reflexión a partir de la metáfora critica.




Todos hemos visto ilustraciones o elementos visuales impactantes a lo largo de nuestra vida en multitud de contextos  y seguramente, el número de imágenes con esta característica, ha sido más elevado que el de textos que hemos podido leer.  Esto se debe a que existe una gran fuerza  comunicativa en el lenguaje visual, es decir, las artes tienen el poder de  crear un impacto en los espectadores y generar así, de forma involuntaria, la mayoría de las veces, un pensamiento reflexivo sobre que es aquello que estamos observando.

En lo que respecta a la educación y al arte,  para que la educación artística sea plena, se necesita unir, de una forma crítica y reflexiva,  la vida cotidiana con los conocimientos para generar una postura  hacia los sucesos diarios, denunciando de forma pacífica, todo aquello que nos parece inmoral a través del trabajo en equipo, el diálogo y el debate. 

Teniendo en cuenta los párrafos anteriores , la realización del proyecto universitario en el área de didáctica de las artes plásticas, ha permitido llevar a la práctica esta idea: Unir a todos los alumnos de esta asignatura  a partir de sus propias reflexiones materializadas en metáforas, para crear una transformación del espacio público, en el que se  muestre una representación simbólica compuesta por multitud de críticas visuales tan subjetivas y abstractas para sus consumidores, como combativas y reflexivas para su autor.
El proyecto conjunto tenía un elemento común, el embudo (de diferente color asociado al tamaño), ya que de por sí, este objeto cotidiano da la sensación de: selección, presión, agobio, ahogo, sometimiento hacia un punto…  generando un gran número de posibilidades para crear una crítica reflexiva de lo que es la sociedad hoy en día, una sociedad cada vez más competitiva, segregadora y abusiva. 

En mi caso, realicé una metáfora, que representaba a los tres poderes que manejan la sociedad: dinero, religión y política, estando esta última supeditada a las otras dos con mayor subordinación a la primera. Por tanto, los coloqué en la parte externa del embudo, hablando entre ellos, mientras miles de personas,  todas iguales desde el punto de esta clase dominante, (es decir, todos eran morados) caían en el embudo, ( parece amplio, parece que exista libertad) y luchaban por ser “seleccionados”, con el único objetivo de  salir de él por el estrecho tubo, ( viendo así que no existía libertad, que todo lleva a un única opinión o punto de vista para poder ser seleccionado), volviendo a subir para volver a caer en el sistema o para ser recogidos mediante los “hilos”, en este caso representados, de los poderosos que les otorgaban una clase más alta, menos subordinada.
Con esta metáfora quería hacer una crítica reflexiva, con la intención de crear una duda o reflexión en todo aquel que la observase, pero me di cuenta de que esto era imposible, pues había caído en lo abstracto. Sin embargo, la calidad seguía siendo lo suficientemente alta, ya que la interacción entre lo que yo pretendía y la materialización de dicha idea resultó similar.

El segundo paso de este proyecto era formar una gran metáfora crítica con todos los embudos que quisiéramos, del tamaño que quisiéramos, en el Hall de la Facultad de Ciencias humanas y sociales.
La Metáfora que he propuesto incluye todas las metáforas de los embudos de mis compañeros, reflejando como estas ideas críticas son las “luces” de un mundo oscuro donde las personas tienden al conformismo o  la depresión, generada por haber dirigido hacia uno mismo la agresividad de no poder mejorar el rendimiento (académico,  profesional, artístico…) del que se le hace responsable, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema.

Volviendo a la metáfora, para que las ideas criticas de mis compañeros sean rayos de luz se necesita una gran bombilla, símbolo intertextual de idea, en este caso será un enorme embudo transparente y los embudos pequeños caerán colgados del techo a diferente altura, concentrándose más en la parte superior de la sala y rellenando todo el espacio disponible, en los extremos de dicho espacio se situaran los embudos más pequeños mientras que los grandes estarán más cerca de la “ bombilla” que llevara en su base el siglo XVIII, es decir, el siglo de las luces, que hace de metáfora a la metáfora, pues  actualmente seguimos en una sociedad en la que reina el despotismo ilustrado, aquello de “ todo para el pueblo pero sin el pueblo” y que se ve tanto en las leyes educativas cada vez más restrictivas.

En el dibujo, donde queda reflejada  mi intención visual,  se puede observar el contraste en diferentes puntos: 

Una de las más llamativas, es la idea de ligereza que genera el hecho de que los embudos estén colgados, junto con la belleza de la tensión de las cuerdas, el ritmo en la disposición de estos elementos y la repetición singular de los mismos crean una sensación de rayos de luz o gotas de agua, que resulta ligeramente alterada por el sentimiento de agobio o dureza de la multitud de cuerdas, apareciendo un antagonismo llamativo. 

Siguiendo con los contrastes, las luces, la calidez y trasparencia de las ventanas,  “bombilla” y embudos contrastan con la oscuridad de las sombras y los bocetos de los espectadores, mostrando esa relación con el siglo de las luces y ese “salir de la caverna”.
Existe un punto menos visible, los contornos marcados, que favorecen la idea de seguridad que genera esa consciencia o esas ideas, frente a los esbozos y sombras más inseguros de la ignorancia o el sometimiento. 

Llegados a este punto, debo decir que  la educación artística se ha tratado siempre desde la habilidad de dibujar, esculpir… y no desde la  materialización de ideas, es decir, se ha trabajado como un aspecto motriz, como una técnica y no como un lenguaje comunicativo.
Sin embargo, a pesar de esta visión tan simplista, la E.A se está eliminando de la educación pública y desvalorizando socialmente, ya que los sectores más poderosos de la sociedad saben que esta es, bien trabajada, una poderosa arma contra las injusticias y los abusos de poder, debido a que,  aparte de generar impacto, puede trabajarse desde el punto de vista crítico, evitando que las nuevas generaciones sean consumidoras pasivas de imágenes y se conviertan en personas con criterio, altruistas y menos manipulables, capaces de comprometerse por el cambio.

Desde mi postura como futura docente, creo que es necesario formarnos en todas las áreas, para poder impartirlas desde una posición más segura, invirtiendo nuestro tiempo en los alumnos en lugar de encajar lo que sabemos en el aula. Además, veo necesario que nuestro futuro alumnado sea consciente de la realidad, de los problemas y trabajar junto a ellos diferentes formas de manifestar nuestro desacuerdo frente a lo impuesto, volviéndolos ciudadanos activos.



La relación de esta fotografía con la metáfora  es múltiple, pues como pasa con el Hall, es un lugar de tránsito bastante amplio, y como ocurre con mi metáfora, en el ágora se crean ideas críticas (concentraciones, espectáculos…).
Por otra parte, la foto está tomada durante la noche, ya que la oscuridad externa al ágora se asemeja a la oscuridad de la metáfora y la luz de las farolas ilumina la zona, al igual que el embudo-bombilla ilumina la estancia







Proceso.
Fotografías de todos los pasos.

Celia Rueda.





Se muestran 8 fotografías donde se pueden ver todos los pasos seguidos hasta el trabajo final.










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