domingo, 30 de octubre de 2016

De la grande a la pequeña literatura: un camíno de ida y vuelta.






DE LA GRAN A LA PETITA LITERATURA: UN CAMÍ D´ANADA I TORNADA/Anna Díaz-Plaga
Conspirando contra la lectura/J.J.Lage



 Aquí dejo un breve resumen sobre esta lectura:
La necesidad de leer viene con la naturaleza humana desde que apareció la escritura.

Para demostrar que a  los jóvenes les gusta leer solo hace falta remontarse a aquellos años en los que el niño “no existía” y para calmar sus ansias lectoras acababa leyendo aquello que no estaba dedicado a él pero que hacia suyo (literatura espontanea o literatura adoptada)

Las bibliotecas escolares deberían ser un problema a solucionar, no están en buenas condiciones y deberían estarlo pues son el germen del habito lector que hará al alumno cambiar de la biblioteca de escuela a la biblioteca pública y por tanto ambas deben coordinarse para ayudar a que nuestros jóvenes ciudadanos no pierdan el deseo por leer al terminar la educación obligatoria. 

Algunos consejos que da la autora son:
-          Facilitar el acceso de los niños a la biblioteca en horario extraescolar.
-          Realizar visitas periódicas a la biblioteca pública con actividades en común.
-          Hacer intercambio de libros y otros recursos.
-          Adquirir material de manera coordinada.
-          Cuidar del préstamo de libros o las recomendaciones desde la escuela a la biblioteca pública. 

Se ha llegado a la conclusión de que leer en voz alta no mejora la lectura, al revés, impide que la entendamos ya que nos concentramos en la pronunciación, en hacerlo bien, dejando de lado el placer de leer y de comprender.

Las lecturas en voz alta son buenas cuando queremos exponerlas a un público y cuando ya nos hemos leído el libro y sabemos de qué va y que va a decir, entonces podemos centrarnos en la entonación y en darle cuerpo a las palabras. Aunque depende también del tipo de texto que estemos leyendo, la poesía, por ejemplo, es mejor cuando se lee en voz alta.

Tunucci dice que el acto didáctico de las lecturas de aula sobre fragmentos literarios produce equívocos y aleja a quien los lee de los libros auténticos por estos motivos:

-          Da la impresión de haber leído muchas obras de muchos autores, cuando en realidad han leído solo breves fragmentos.
-          Deja creer que todas las lecturas son breves y vivaces como los fragmentos escogidos.
-          Es absurdo que todos lean lo mismo al mismo tiempo, cada alumno tiene un gusto y un tiempo de lectura, no se debería forzar esto si lo que se pretende es crear un habito placentero. 

Según Pennac el amor a la lectura viene de los cuentos que nos cuentan cuando somos pequeños y por tanto debería reforzarse, ya que los adultos que cuentan cuentos ejercen una atracción de los alumnos hacia los libros, dan seguridad y ayudan a comprender el humor y a leer entre líneas. 

El problema de la TV es evidente:
-          Los niños están sobre 36h semanales viendo la televisión.
-          Entre los programas que hay apenas existen los educativos o culturales.
-          Tiene un poder de atracción muy alto.
-          Influye en los hábitos de los niños.

Para acabar con la TV no se la debe hacer objeto de burla, de maldad, sino hacerle entender al niño que leer puede ser mejor que ver la TV, ya que todos los libros han sido llevados al cine.

Actualmente leer se considera una pérdida de tiempo, los jóvenes por el estudio y las tareas no tienen tiempo para deleitarse con una novela o si se detienen a tenerlo consideran que lo están perdiendo en algo inútil, cuando realmente no es así y esto es algo que nos está perjudicando, cualquier lectura nos enriquece si reflexionamos sobre ella, si nos llena. 

Una solución es dar a los jóvenes tiempo para leer en las casas, eliminando la cantidad de deberes que deben hacer. 

La literatura que atrae a los más jóvenes es aquella que contiene humor, aventuras, misterios y que excita la curiosidad. Además, los lectores pueden compartir sus lecturas, contarlas, aconsejarlas, rebatirlas, reflexionarlas, comentarlas etc.

 “lanzar lemas gratuitos tales como que leer va a mejorar a corto plazo los mecanismos del aprendizaje o el bagaje cultural, u ofrecer recompensas materiales a los mejores lectores o a los que más se esfuercen en la lectura, no hace sino agravar el problema por ocultamiento de la realidad, de los niños-agudos observadores- ven en su entorno. Deben desterrarse por ello, las prácticas de recompensas- que suelen convertirse en falsas promesas- o colgar medallas a la competitividad lectora”

Algunos libros pobres de contenido son más apreciados que los buenos debido al marketing que ha influenciado tanto a profesores como a alumnos. Para evitar esto es necesario tener una formación literaria sólida.

Se debería mostrar a los niños que leer y escribir van unidos, a veces solo leyendo se aprende a escribir pero hay que tener cuidado con la saturación y sobreexposición lectora, es mejor ofrecerla en pequeñas dosis. 

Los temas de lectura deben ser adecuados para la edad a la que van dedicados pero sin evitar ninguna realidad, ya que si mentimos a los jóvenes con un mundo que no existe, de mayores serán manipulables y buscaran dicha mentira refutando la verdad porque no están acostumbrados.

Antiguamente los hombres fumaban, bebían y leían libros, eran actividades muy reconocidas. Las mujeres, para adquirir prestigio empezaron fumar, beber y a leer; como poco a poco todo esto se estaba feminizando, los hombres, para marcar la diferencia empezaron a dejar de fumar, de beber y de leer, ahora se centran en jugar a videojuegos.

Aquí dejo una reflexión sobre la lectura:
Antes que nada es algo normal que nos impresionen algunas cosas como el título del libro, la manera en la que se expresa la autora y  el final.

Si reflexionamos un poco podemos resolver la cuestión sobre el origen de nuestras ganas de leer y lo cierto es que la respuesta resultaba bastante simple: desde que se inventó la escritura se ha necesitado leer.

Si recorremos la historia, hace unos años la mayoría de la población no sabía ni leer ni escribir quedando así bajo la influencia y sin armas con las que defenderse de aquellos que si sabían.

Actualmente la televisión, no decimos que sea perniciosa, pero contiene programación que no requiere ni favorece un nivel intelectual medio, incluso los dibujos animados, que antes podían estar llenos de valores como el trabajo en equipo, la solidaridad, la lucha, la amistad etc. ahora parecen basarse en un juego de estupideces y de historias absurdas que sin quererlo nos atrapan durante horas sin que nos aporten nada.
Los libros, que los hay buenos pero pocos, como lo son los amigos, también están afectados por estas historias que nos hacen “perder el tiempo”.

Personalmente creemos que tal vez el problema no esté en el hecho de considerar a los niños demasiado inmaduros, sino en un plan algo más horrible y es que aun teniendo escuela, aun sabiendo leer y escribir no sepamos hacerlo, es decir,  saber leer y escribir de forma superficial sí, pero leer entre líneas, escribir reflexionando es otro cantar.

La población se sumerge en libros vacíos  y en programas repletos de contenidos absurdos, sin sentido, de esta manera, aquellos que nos quieren dominar, lo que antes era la nobleza y el clero tienen la oportunidad, nuevamente, de hacerlo pudiendo argumentar que ahora tenemos conocimientos y que somos “más listos” que antes, cuando realmente solo ha cambiado la situación, al fin y al cabo algo hay que cambiar para que todo siga igual.

Por otro lado, los jóvenes ya no acuden a las bibliotecas, a los teatros, a los museos, al buen cine… todos los espacios culturales parecen despreciarse, se potencian más otras actividades, como ser socialmente aceptado bajo el concepto de “ popular”, estar a la moda, ir mucho de fiesta… ya no se paran a comentar un libro o un cuadro.

La escuela debería devolver estos placeres, ya que el ser humano necesita del arte,  de la música,  de la lectura… Sin ellas nos quedamos desequilibrados, pues no solo somos carne.

Llegando ya al final, la cita que más nos ha impresionado ha sido la siguiente:
“Lanzar lemas gratuitos tales como que leer va a mejorar a corto plazo los mecanismos del aprendizaje o el bagaje cultural, u ofrecer recompensas materiales a los mejores lectores o a los que más se esfuercen en la lectura, no hace sino agravar el problema por ocultamiento de la realidad, de los niños-agudos observadores- ven en su entorno. Deben desterrarse por ello, las prácticas de recompensas- que suelen convertirse en falsas promesas- o colgar medallas a la competitividad lector” (Anna Díaz)

Nos ha impresionado por cortar de raíz aquello que tanto se hace en las escuelas, las recompensas. Todo se recompensa con algo y es cierto que aumenta la competitividad y crea desilusiones, pero también es cierto que es muy difícil acercar algo a través del amor, es más fácil hacerlo con pactos  y creo que aquí también radica un problema que es la formación del futuro docente al no enseñarnos como motivar y lo único que conocemos por experiencia propia es a las recompensas, lo que genera una vuelta al principio.

Antes de terminar, debemos decir que el fragmento final de esta lectura toca un tema bastante interesante, la motivación y desmotivación por leer, la lectura entendida como un potenciador de poder y reconocimiento cuando era realizada por hombres y desvalorizada a medida que la realizan las mujeres.

Este juego entre ambos sexos no parece evidente ante nuestros ojos hasta que lees esta lectura, entonces nos damos cuenta de que sigue existiendo una lucha sexista por el valor social. 

En conclusión, la escuela y los docentes deben enfrentarse a los peligros de los programas de televisión y libros carentes de calidad que ven y leen los alumnos sin caer en la tentación de desprestigiarlos, utilizando solo el amor y la pasión por la calidad artística y literaria, sin recompensas de ningún tipo,  para despertar en ellos devoción y ganas de abrirse a nuevos mundos, de compartir y de reflexionar sobre la realidad y su pensamiento.

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